Fotografías por Gary Go

La deuda de ver a black midi en Chile, luego de una visita interrumpida por la pandemia, quedó mucho más que saldada. Un show completamente frenético y delirante, donde quedó poco espacio para el silencio, destacó por la entrega tanto de los cuatro ingleses como del público en el lugar.

A las 20.00 se abrieron paso los chilenos de Sistemas Inestables, agrupación de música experimental que presentó las canciones de su primer disco, “O” (2018). Con un escenario repleto de instrumentos, principalmente sintetizadores, los multiinstrumentistas lograron generar total catarsis con el entusiasta público presente, que, sin conocerlos, saltaron y aplaudieron eufóricamente cada una de sus canciones.

La actitud de las personas presentes en el recinto bastó para vaticinar el desenfreno que significaría el debut de los británicos en nuestro país.

Casi exactamente a las 21:00 (con cuenta regresiva gritada a viva voz por la audiencia), sonó la introducción de boxeo con la que suelen comenzar, seguido por la interpretación de Luciano Pavarotti de “Nessun Dorma”. Al terminar esta introducción, los músicos subieron al escenario, y sin dar un respiro, comenzaron de inmediato con “953”, como si de un golpe de en la cara se tratase.

Desde el inicio, y también con “Speedway” o “Sugar/Tzu”, que le siguieron, el Club Blondie parecía que se iría abajo con la eufórica fanaticada que llegó para dejarlo todo en la pista. Entre saltos, gritos y mosh, no hubo una sola alma en el lugar que mirara indiferente hacia el escenario.

Los ingleses presentaron un show como si estuviésemos en su sala de ensayo. Y es que no sólo mostraron lo mejor de sus tres álbumes de estudio, sino que además llenaron cada silencio posible con covers, improvisaciones y ruido en el último caso.

Black Sabbath, Led Zeppelin, Pink Floyd, Red Hot Chili Peppers, AC/DC, Allmand Brothers, Metallica, incluso Kanye West, sonaron en algún momento entre las 17 canciones propias que la agrupación tocó.  Y es que repertorio no les falta para interpretar, pero sabido es que en sus interpretaciones en vivo, al menos cuando se encuentran cómodos, también les gusta pasarlo bien con la música que a ellos les gusta.

Además de todas las bandas mencionadas, la presentación también fue un festín de géneros musicales. Del hardcore más demoledor a la tecnicidad del jazz, sobró espacio para escuchar bossanova, funk, metal, noise rock, math rock, e incluso guiños a ritmos latinos como el reggaetón desde la batería. Es increíble la habilidad de los músicos para pasearse por cada sonido que se les ocurrió, manteniendo la esencia y la dinámica del grupo en todo momento. 

Luego de escuchar varios de los sencillos más reconocibles de la banda, como “Welcome to Hell” o “Eat Men Eat”, los primeros compases de “John L” desataron las que se esperaba que fueran las últimas gotas de energía del concierto. 

Sin embargo, justo después de la última nota, como si de una recompensa regalada por la banda se tratara, los ingleses tocaron “bmbmbm”, clásico ya de su primer disco (“Schlagenheim”, 2019), canción que no había sido mostrada en la gira sudamericana hasta el momento. De esta forma se coronaron las dos horas de show que indudablemente se estarán incluyendo dentro de las mejores presentaciones del año.

Ver a black midi en vivo no es sólo ver a un grupo frenético y desquiciado, sino que es ver a uno de los números actuales más relevantes para el desarrollo del rock en los últimos tiempos.

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By Jorge Bolton Lagos

Bioquímico, músico y fanático de la música.

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