El rock latinoamericano lleva décadas sobreviviendo, y en su contexto de resistencia, son pocos los proyectos que apuestan por sonidos nuevos. El indie, el hardcore, el punk y el metal poco a poco han ido construyendo un relato épico, pero muchas veces repetitivo.
Sin embargo, hace unos pocos años, quizás la pandemia contribuyó al desarrollo de sonidos frescos y aires nuevos que están empujando a la nueva generación para renovar la estética sonora de nuestro continente.
Bandas como Arde la Sangre, Mawiza, Barro o All Tomorrows, poco a poco han captado la atención de los faros mediáticos que, sin dudarlo, los posicionan como referentes de este sonido nuevo, y esto se demuestra al ver cómo se apuesta por ellos, tanto para festivales, como auspiciándolos con tecnologías como Neural (Una Interfaz para guitarra que puede instalarse en el computador o también de forma de pedal), todo para visibilizar su apuesta.
Ladrones es un proyecto que encaja dentro de esta categoría. Fusionan el sonido del metal más moderno con toda su pirotecnia de alta gama, pero rescata también el formato más clásico de la música que es la canción melódica.
El quinteto mexicano son los herederos naturales de bandas como Resorte, Control Machete y los afamados Molotov. En sus canciones se siente la vibra energética de esa mexicanidad que en la década de los 90s tanto encantó, y se robó corazones en giras como la Molochete a finales de siglo.
La tarde de ayer, Ladrones se presentó por primera vez en nuestro país, y con Rock Legacy, fuimos parte del momento en que los mexicanos robaron el corazón del público nacional, y también de cómo brillaron los ojos del proyecto -que fusiona los corridos, el metal y el rap- al ver que su magia se ha extendido por toda la franja continental de América; desde el río grande hasta nuestro sur Austral.
La cita fue en la Sala Metrónomo, donde a eso de las 19 horas nuestro equipo ya estaba en el local. Estaba completamente repleto desde temprano. El espacio se preparó para la ocasión, y desde el momento de entrar, entendimos que había mucha de esa magia nostálgica. Sonaba Korn y Control Machete por las bocinas, mientras las caras jóvenes de cuellos tatuados hacían filas para comprar cervezas.
Al poco tiempo sobre el escenario salió la dupla que representaría a nuestra escena en la jornada. El virtuoso guitarrista Koke Benavides y la premiada América Paz, que este año se llevó el galardón mejor instrumentista en la premiación de los Pulsar.
El dúo se lució. Su repertorio se concentró principalmente en el trabajo conjunto “Encrypted Frequency” y alguna reversión de otras canciones independientes de los artistas. Con una presentación corta pero contundente, el bajo y la guitarra de la pareja nacional sacó ovaciones y demostraciones de cariño. Claramente se disfrutó y nos quedamos con gusto a poco. ¡Tremendos músicos!

Al poco rato de esperar, el “Flow Pesado” de Ladrones explotó con la artillería de una ganga criminal que visita tu pueblo. Los mexicanos entienden muy bien su apuesta y le sacan el jugo con todo. Partieron con un remix que versiona al Chavo del 8 y con un apoyo en las visuales que inmediatamente te invita a vivir esa esencia que caracteriza a los nacidos en las tierras de Pancho Villa.
Arrancó, sin miedo, sin esperas. El mosh pit brutal. Las nuevas generaciones han adoptado décadas de bailes intensos y los mosh son cada vez más rudos y entretenidos. Codazos, patadas, saltos y giros. En segundos, la Sala Metrónomo se convirtió en antro de metalcore; un caldero chorreando fuerza centrífuga. El público chileno simplemente deliró.
Ladrones es un proyecto joven, sin embargo, ya cuentan con dos largas duración y varios sencillos. Confiados del valor de su trabajo, exigieron a los asistentes altos niveles aeróbicos, haciéndolos corear, gritar, saltar, alzar los brazos, agacharse y, por supuesto, moshear.
Ocupando toda la tecnología de punta, Ladrones suena como una docena de músicos. En las secuencias disparan apoyos de guitarras de palo y otras texturas, que ayudan a construir una experiencia auditiva cercana a la perfección.
El proyecto en vivo es muy cercano a su audiencia. Incluso detuvieron la presentación unos minutos al enterarse que había alguien que estaba robando celulares. La gente sintió la cercanía y la agradeció. Además, la banda casi de cierre nos obsequió una versión de “Bailan sin Cesar” de lo que ellos mismos denominaron “el mejor artista chileno”, 31 Minutos.

Y para finalizar, Zxmyr y Jose Macario, vocalista y guitarrista respectivamente, cerraron el show, bailando en la cancha misma con su gente, consiguiendo que esa cercanía se sellara con un abrazo real.
Definitivamente, la visita de Ladrones a nuestro país parece ser el comienzo de una nueva era del rapcore y el rock latinoamericano. Y aunque fue en un espacio pequeño, sonó increíble, y con más de 600 personas se repletó. Seguramente estamos hablando de la primera de muchas visitas que los mexicanos harán a nuestro país, y por supuesto que Rock Legacy estuvo ahí, para contarte los detalles del evento. Nos vemos en el próximo show.

