El segundo LP de la banda chilena Familea Miranda (en ese tiempo conocidos como Familia Miranda), es un disco en su mayoría instrumental y expansivo en estructura, agresivo en ejecución y la mezcla de ambas es el resultado que nos da este disco: post-hardcore, post-rock e indie rock hecho en Chile cuando nadie más se atrevía.
El ahora trío ha ido variando con sus integrantes al pasar los años. Originalmente estuvo formado por ex-integrantes de distintas bandas punk chilenas de los 90s, como Supersordo, Políticos Muertos e Insurgentes, los miembros en este disco siendo Rodrigo Rozas (Katafú) en guitarra y voz, Milo Gomberoff en bajo y voz, Juan Pablo Arredondo en guitarra, José Miguel Trujillo en batería, hasta haber sido reemplazado por Rodrigo Laiseca durante el proceso de grabación.
La banda ya había sacado un primer disco, el homónimo Familia Miranda en 2001 que jugaba con las ideas más cercanas a la creciente ola de bandas clasificadas como post-rock; música ambiental que deconstruye las bases del rock y que las expande con estructuras y sonidos poco convencionales dentro del género, donde la banda combina el estilo con una frustración contra el mundo expresada a través de un disco instrumental, con títulos de canciones que hacen referencia a ciertas partes de la cultura chilena, un gran ejemplo es la canción “Álvaro Corbalán”, título basado en el asesino de la CNI durante la dictadura en el país.
El grupo quiso seguir con las ideas de su primer disco pero canalizando el enojo y frustración con el mundo con un enfoque más reflexivo, las canciones tienen contrastes con lo ruidoso y lo silencioso al mero estilo Pixies y tienen tendencias a ser más directas en vez de las construcciones largas del post-rock, como poco y nada dentro de la música chilena en 2003. En palabras de Milo Gomberoff: “Estábamos todos un poquito sufriendo, es un disco que estábamos un poco desconectando con Chile y es un disco de bastante pérdida, digamos, de pérdida, de rabia, desde esa lógica, el primer disco es la tormenta y este son las consecuencias”.
Las canciones tienen una disciplina y potencia que hacen que suene ordenadamente desordenado: “Ráula”, “Palomita”, “Ferguson”, “No-Moverno” y “Zalapel”, las cuales muestran los temas más movidos bajo influencias del indie rock y del post–hardcore, cabe destacar que “Palomita” es un cover de “A mi Palomita” canción de Quilapayún, obviamente con mucha más ganancia en el amplificador, mientras que el lado más reflexivo viene en canciones como “Sóplates”, “Biblio-Seca”, “Saca”, “Cerro”, “Ex-Miembro” y “Tuinqui”, que muestran un estilo más cercano al primer disco del grupo, con algunas canciones acercándose tanto como al sludge metal y al drone, como a algo más tranquilo, a veces acústico y a veces con inclusiones de samples, pero siempre con una capa de distorsión como textura para llenar el sonido del disco.
Independiente de las diferencias, todas las canciones muestran distintos tipos y momentos de rabia y frustración, donde se muestra más son tanto en las letras de las canciones “Zalapel y Tuinqui” donde Milo grita a través de las canciones, en la primera suena como una queja y en la segunda suena como la aceptación de las realidades más crueles y nihilistas de la vida. También se aprecia en la portada del disco, una imagen violenta dibujada en estilo similar a un cómic, representa perfectamente las ideas del disco.
A pesar de no tener un éxito grande, incluso para una banda under chilena, Familea Miranda es música para aquellos que indagan y encuentran, casi como un tesoro, y demuestra que en Chile sí hubo una forma de llevar el punk a nuevos lugares sin tener que hacer un homenaje a los 3 acordes a máxima velocidad. Son un grupo que tomaron la filosofía del “házlo tu mismo” y la trascendieron en una época donde grupos que miraban al pasado y lo presentaban como algo nuevo, el grupo sin duda pasó a mayores ligas con su siguiente lanzamiento “3nsayo y 3rror” de 2006, pero no hay que olvidar los pasos que los llevaron a tal hito, como el disco que los separó de la manada del post-rock y que les entregó una identidad dentro del mundillo del under de la escena chilena. Muchos dirán que no lograron nada, si les preguntas a ellos (dependiendo de cómo se sientan) probablemente te digan lo mismo, pero cada persona que ha descubierto la banda y que le ha puesto oreja a cualquiera de sus discos saben lo especial que es ese encuentro por primera vez.
Para fanáticos de: Súpersordo, Sonic Youth, Congelador y Shellac
Acá te dejamos links de Youtube y de Spotify para que puedas escuchar el disco:
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