La banda liderada por el anfitrión Perry Farrell hacía su estelar retorno al país y a la edición chilena del festival que el vocalista creó en los años 90s para deleitar a sus fanáticos y a los asistentes al Banco de Chile Stage.

Ante la lamentable ausencia del emblemático Dave Navarro, fue Josh Klinghoffer el encargado de ponerse en sus zapatos. Y la verdad sea dicha, hablamos de un guitarrista que caía parado si de reemplazar a un ex-Red Hot Chili Peppers en las seis cuerdas se trata.

Créditos: Lotus

Durante el setlist –que se paseó por canciones tales como “Ocean Size”, “Whores”, “Had a dad”, “Then She Did” y la icónica “Jane Says” con el bajista Eric Avery en la guitarra acústica-, el icónico cantante manifestó cercanía con el público, empinando un botella de vino nacional, entonando CHI-CHI-CHI (en alusión al cántico nacional) y mostrando su aprecio por el país, señalando lo mucho que le gustan sus playas, sus desiertos y también sus montañas, dando así paso al clásico “Mountain Song”. En otros pasajes del show, Farrell señaló haberse enterado de que en Chile teníamos nuevo presidente y que es “un joven que está intentando hacer bien las cosas, y que es un hombre de pueblo que marchó con ustedes”. “Eso es algo bueno, es un gran momento para estar vivo en Chile”, finalizó su reflexión. 

Crédito: Lotus

Si bien emblemáticas canciones como “Stop”, “Been Caught Stealing” y “Just Because” no fueron parte del repertorio y se echaron de menos, Jane’s Addiction se encargó de elevar el nombre del rock en esta edición de Lollapalooza a lo más alto, con un impecable sonido que fue apreciado por la altísima concurrencia que se agolpó desde varios minutos antes en el Banco de Chile Stage, con el creador y gestor de este festival Perry Farrell a la cabeza y que cada vez que visita Chile se siente como en casa.

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