Esta noche de viernes se vivió una verdadera fiesta en Blondie, el icónico local santiaguino que ha recibido históricamente a tribus y amigos de la oscuridad, que se encuentran en este subterráneo de vida propia y que, desde hace unos años, ha albergado recitales de grandes bandas en jornadas históricas. En esta ocasión, aquella banda histórica fue Undercroft, la mítica agrupación de death metal chilena que forjó una impecable carrera nacional e internacional desde comienzos de los 90’, y que se presentaba en escenarios después de 5 años receso.

A pesar de ser una fiesta, mi mayor reparo va al hecho de comenzar tan temprano en un día de semana. A las 18:30 en punto comenzó el show de Sobernot y, en plena hora del taco, el público aún era muy escaso, de todos modos, fueron sumándose más asistentes poco a poco, pudiendo disfrutar el impecable espectáculo de la banda. ¡Cuánta actitud! un despliegue brutal, brindando un show de primera calidad, en que se entregaron como si fuera la última actuación de sus vidas. Los dotes como ejecutantes no están en duda, y su fiato como banda es a toda prueba. El groove de sus canciones es contagioso y sus riffs invitan al headbanging inmediato. La prioridad fueron las canciones de su excelente último disco “Destroy”, con una de las favoritas “I Recommend Amputation”, la potente “Tyrant Machine”, “Servants of the Yellow King” ,en donde lucen su buen gusto melódico junto a estructuras que le dan matices muy diversos a esta gran composición, con segundas voces del guitarrista Pablo La’Ronde que suenan impecables en su armonización y un cierre con la clásica “Vermis”, que atrapa y se propaga como un virus, finalizando con ese riff hecho para cabecear, en donde Pablo baja del escenario y escupe sus líneas de guitarra enardeciendo el ambiente. Tremendo.

Foto por: Reiner González

El espacio ahora es para Diametral, banda más ligada al death y a esa fusión con hardcore que ha hecho escuela desde hace varios años ya. El comienzo con “Ancestros” es una explosión, con riffs y dobles bombos que machacan y a la vez se oyen afilados y cristalinos. La banda le entrega la misión de desplegarse por el escenario al vocalista Osvaldo López, mientras los demás músicos mantienen la concentración y cabecean al ritmo de los temas de su EP “Mente Opuesta”, así como de “Sentenced”, su último sencillo. Hay canciones con más groove y se agradece la variedad, de hecho señalan que han ido agregando sonidos a su estilo, sumando melodías. El final con “Identidad Forzada” pone a Osvaldo a entregar sus tremendos guturales desde el público, invitando al mosh, cerrando muy en alto su actuación.

Foto por: Reiner González

El siguiente turno es para los argentinos Serpentor, cultores del thrash metal, nacidos en 1998, pero influenciados por el clásico movimiento de la Bay Área de San Francisco, brindando todos los ingredientes que se pueden encontrar en las bandas señeras del estilo, con lo mejor del thrash clásico, groove, riffs asesinos y a ratos un heavy metal sacado desde lo mejor del movimiento. El show es a full, con una banda entregada por completo, mostrando un oficio digno de admirar, interpretando canciones como “Privación Ilegítima de la Libertad”, su más reciente sencillo, llamado “El Carnicero”, y algunos temas más antiguos como “No Me Prediques”. El cierre es con un homenaje a Slayer, por lo que pudimos disfrutar un impecable cover, llevando “Raining Blood” al español como “Lloviendo Sangre”.

Y así llega la hora más esperada, la vieja escuela en pleno se hace presente, junto a fanáticos de menor edad que han ido conociendo a las leyendas. La Blondie ya se encuentra casi a full capacidad y enardecida para recibir a Undercroft, quienes toman sus instrumentos y se aprestan a comenzar bajo una emocionante ovación. La formación está liderada por el guitarrista fundador Claudio Illanes, el motor de esta leyenda, junto al vocalista Tito Melín y Marco Medina en bajo, todos miembros históricos, además de Sergio Aravena en la otra guitarra, conocido por su trabajo en Torturer y Necrosis, y Felipe Jiménez en batería, miembro de Bonebreaker.

Undercroft lanzó trabajos históricos, pero en la primera época era complejo lograr sonidos de alta fidelidad. Así, en vivo es donde la banda siempre se ha lucido y, esta noche, muestran esa aplastante muestra de música machacante, capaz de botar un edificio con su poderosa bestialidad plasmada en trabajos que marcaron y los impulsaron en la década del 90’. Esta época es la que pretenden revivir, regrabando material primordial y dando el nuevo envión que les permitirá retomar el trono.

Foto por: Reiner González

El show parte con “Empire of Orgies”, con una actuación descomunal y feroz en un lugar que no tiene la acústica perfecta, pero que si logra sonar de gran manera, permitiéndonos disfrutar de bajos y agudos, de guturales y de solos asombrosos. Después del primer tema, Tito Melín entrega un discurso emocionado, de agradecimiento y de felicidad por lo que se está viviendo, invocando la energía de esos primeros años que fueron el cimiento de gran parte de lo que vemos y escuchamos hoy, siguiendo el azote con “I Condemn”. Suenan grandes composiciones como “Law of Sacrifice” de Bonebreaker, o “They Kill for Me”, en donde se incluyó una dedicatoria a todos los que nos dejaron en este maldito tiempo de pandemia. Esta canción, del disco Twisted Souls, provoca una emoción palpable que se traduce en headbanging y mosh llenos de sentimiento y desahogo.

“To the Final Battle” fue otra acompañada con el alma, donde la banda seguía entregándose por completo y demostrando por qué son lo que son. “Son of Darkness” aparece en Demons Awake, Revenge is Near, de 1993 y envuelve todo lo que significa retomar estos seminales trabajos, un proceso de creación que trajo a Chile lo mejor del movimiento death metal internacional, forjando una identidad que no demoraría en hacerse notar. Y a propósito de lo mismo, “Sodom and Gomorrah” deleita a los muchos fanáticos que la pedían.

La noche va bajando el telón con la clásica “Mercy”, lamentablemente sin dar espacio a un encore, pero con la sensación de haber presenciado un espectáculo pleno, que mezcló nostalgia con actualidad gracias a una alineación enorme, una puesta en escena que impone su merecido y bien ganado respeto, y la sensación de que hay Undercroft para rato. Es lo que esperamos.

Galería | Undercroft en Club Blondie

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