Una agradable tarde primaveral recibió a los asistentes a uno de los eventos del año, el que juntó a dos grandes leyendas del hard rock, muy queridas por estos lados: Deep Purple y Journey, con Aleste como invitado nacional.
Aleste supo colocar en primer plano su pop rock en la escena noventera, y supo enganchar bien al público de esta jornada, comenzando con guitarras bien afiladas cortesía de Alfredo Alonso, que se ganaron al público de inmediato. “Como La Primera Vez” mostró a una banda bien afiatada, con un Rodrigo Espinoza muy activo y preciso en la voz. Quizás el único momento “riesgoso” de la tarde fue el lento “Nadie Como Yo”, que resultó a medias, pero que sus fanáticos más cercanos agradecen. “Cuando El Cielo Llora” sube el ánimo nuevamente, y qué decir de su mega hit “Hay Un Límite”, himno popular que todo el estadio corea y aplaude de buena gana. Misión cumplida.
Galería | Journey + Deep Purple: Aleste en Estadio Santa Laura
Deep purple juega de local en Chile, y ante el caluroso recibimiento, el inicio con “Highway Star” no puede ser más eufórico, con Ian Paice jugando con los redobles, demostrando una vez más su destreza, lo que será tónica de toda la noche. Roger Glover parece inmortal con su bajo y mantiene una base feroz junto al baterista, mientras Ian Gillan da lo mejor de sí y, considerando su edad, es realmente potente. “A Bit On The Side” suena fuerte desde su más reciente disco “=1”, dando paso a “Into The Fire”, donde Ian Gillan se exige al máximo en una muy buena interpretación. Es el turno del gran guitarrista Simon McBride y un solo lleno de pasión, acompañado de Don Airey al final, conformando un dúo mágico.
“Uncommon Man” muestra a un majestuoso Ian Gillan, cantando a sus anchas y dedicando el tema a Jon Lord. “Lazy Sod” es otra de su último disco, previo al solo de Don, dónde se luce y aprovecha de tomarse una copa de vino, dando pie al inconfundible inicio de la muy disfrutada “Lazy”. “When a Blind Man Cries” mostró una belleza única, precediendo a un nuevo solo de Don, con extracto de “Gracias a La Vida”, tal como en su presentación del año pasado. “Bleeding Obvious” es potente, con un pedazo de riff que le queda perfecto al tono de Ian. Gran canción del último disco. Ian Gillan presenta “Space Truckin’”, con un tremendo grito, y es asombrosa la energía del histórico vocalista. Baja el tono en las partes más agudas, pero es lo mínimo que se le puede pedir a una leyenda que lo ha dado todo.
Llega el bloque final y un clásico entre clásicos de la historia, “Smoke on The Water”, seduce de entrada y termina con el clásico juego con la gente cantando. Para el encore, la fiestera “Hush” remata con una guerra de solos infernal entre los gigantes Don y Simon, dando paso a “Black Knight” y un final épico en una nueva gran presentación de las leyendas.
21 hrs en punto y las primeras notas de “Baba O’riley” de The Who dan paso a Journey y una introducción instrumental que hace rugir la guitarra de Neal Schon. Irrumpe Arnel Pineda en escena y lanzan “Only The Young”, a la cual sigue una potente “Be Good To Yourself” con un final demoledor con doble bombo y mucha fuerza. El sonido va mejorando de a poco, la voz se escucha clara y las segundas voces también, que vienen de todos los músicos, conformando coros sublimes. Ahora, el gran baterista Deen Castronovo canta “Keep On Runnin’”, con un pequeño desajuste en el micrófono, que se arregla pronto y permite apreciar la tremenda voz del percusionista. “Ask The Lonely” y “Chain Reaction” preceden a la hermosa y clásica “Lights”, cantada de forma excelente por un titánico Deen, y acompañada con luces de celular de todo el emocionado estadio. “Still They Ride” da paso a “Girl Can’t Help It” cantada por Jason Derlatka, el músico que acompaña a la banda y que hace teclados cuando Jonathan Cain toma la guitarra. Jason se luce con un gran desempeño. Vuelve Arnel a voces con la clásica “Who’s Crying Now”, que llenó el estadio de nostalgia ochentera. Para el blues “Lovin’, Touchin’, Squeezin’”, un Arnel emocionado baja a saludar a la primera fila de público, firmando algunos artículos incluso, mientras Neal y Jonathan hacen una guerra de solos de inmensa calidad y sonido, pero dónde no interactúan en absoluto, demostrando la gran distancia que tienen por los recientes líos que los separan, con anuncio de juicio incluido. Una cosa es comprometerse a seguir tocando juntos cada noche, y otra muy distinta es volver a ser compadres.
Es el turno de Jonathan Cain de saludar al público, quien toca una sección en teclado y comienza “Open Arms”, muy emotiva y con un público totalmente cautivo. “Faithfully” genera una sección de climax total, con un Neal Schon gigante como toda la noche. Suben las revoluciones en “Line Of Fire”, previo a un magistral solo de Neal. Viene “Wheel In The Sky”, donde Jonathan sorprende al aparecer usando una camiseta de Colo Colo. La canción es una tromba y termina de forma apoteósica.
El final es lo que todo el público esperaba para irse contentos, con “Separate Ways” y su fuerza imparable que saca el mayor rendimiento a la voz de Arnel, seguida de la celebrada y emocionante “Don’t Stop Believin’” y la festiva “Any Way You Want It” dónde terminan de darlo todo para un público que queda feliz, satisfecho con los clásicos que acaban de oír, sabiendo que no siempre se puede tener a dos leyendas del rock juntas como en esta ocasión.
Noche de maestros, nostálgica y, sobre todo, mágica.