Después de lanzar en el año 1997 el muy mal criticado “Volumen VII”, Rata Blanca entró en una escalada descendente que finalmente terminó con la disolución de la banda. Por su parte, el líder y guitarrista Walter Giardino se enfocó en su proyecto personal Giardino Temple con el cual sólo alcanzó a sacar un disco homónimo.

El nuevo milenio pareció dar nuevos bríos a la extinta banda que aún tenía un gran número de seguidores no tan sólo en Argentina sino también a lo largo de toda Sudamérica. Por lo cual, Giardino se decide a reformarla con una alineación de lujo: en las voces Adrián Barilari, en el bajo Guillermo Sanchez, en los teclados Hugo Bistolfi y en la batería Fernando Scarcella .

Es así como en el año 2002 sale a la luz el disco “El camino del Fuego”, placa que marca el regreso de Rata Blanca ¡y de qué manera regresaron!.

El disco abre con “El amo del camino”, canción que desde que comienza es un patadón de hard rock puro y duro. Acá la banda se fue más al lado AC/DC de la época con Bon Scott con un groovie salvaje y endemoniado, un gran comienzo de disco. La segunda canción es “Volviendo a casa”, uno de los singles promocionales con el cual sonaron en las radios, una canción de corte más comercial y en ese contexto cumple el objetivo. En tercer lugar, tenemos “La canción del guerrero” en tono un más metalero propio del sonido clásico de la banda. Una canción de la época de Saul Blanch, descartada para su primer disco y desempolvada para aparecer en este álbum. 

La cuarta entrega corresponde a “Abeja Reina”, en la que nuevamente el cuarteto argentino se adentra en el sonido hard rock. Gran despliegue de Adrian Barilari en la voz y un Walter Giardino despojándose de su sonido neoclásico para sonar muy rockanrolero en el solo. La siguiente canción es “Lluvia Púrpura”, en la que obviamente el guiño está hecho a la banda inglesa Deep Purple (recordemos la idolatría de Giardino hacia Ritchie Blackmore), y el sonido también va en esa dirección, incluso sutilmente podemos reconocer un pequeño coro que nos trae a la mente “Hush”.

La segunda mitad del disco arranca con “Señora Furia”, la que sigue la línea sonora de la canción anterior, en la que hay una marcada presencia del teclado hammond, en especial hacia el final de la canción. “Sinfonía Fantástica” sigue a continuación y en sus nueve minutos de duración podemos escuchar nuevamente a Rata Blanca haciendo gala de su sonido más característico: un Barilari llegando a tonos altísimos y un Giardino demostrando porque es un gran cultor del estilo neoclásico. La octava posición de este álbum es para  “Cuando la luz oscurece”, en la cual los argentinos nos brindan otra especialidad de la casa: las baladas. 

De tintes muy sentidos y nostálgicos “Mujer Amante”, una de las baladas más importantes de la banda. El penúltimo track corresponde a  “En nombre de dios ?”, en el cual el contraste entre la canción predecesora y ésta es brutal. Parte muy rápido entregando un heavy metal melódico de gran factura, la banda sonando muy cohesionada destacando (en lo que es una constante en Rata Blanca) la voz y la guitarra. Para cerrar este discazo llega “Caballo Salvaje”, muy en el sonido de Ritchie Blackmore, es un tema bien logrado, perfecto para cerrar uno de los mejores trabajos de la banda argentina.

Un regreso más que notable y en este disco la banda no sólo no se aferró a su sonido más clásico sino que se movió por un espectro de estilos que supo manejar con maestría, dando como resultado una obra redonda y sólida.

Esperamos poder disfrutar de todo el virtuosismo y calidad de Rata Blanca en el concierto que los bonaerenses ofrecerán este viernes 25 de agosto en el Teatro Caupolicán.

Produce: Santa Filomena Producciones.

 

 

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