Se ha dicho por mucho tiempo que el rock ha muerto, que no existe verdadero rock desde el 2000, pero la verdad es que estas opiniones provienen de personas que no han escuchado a Royal Blood, provenientes de Worthing, Inglaterra.
En 2013 nace una peculiar agrupación dentro de la escena rockera, la cual sería conocida prontamente como los salvadores de esta.
Dicha agrupación conformada por el bajista, vocalista y compositor Mike Kerr, junto con el baterista Ben Thatcher, se mantiene a través de los años con una mezcla de bajos distorsionados y demoledores ritmos dentro del sonido característico del stoner rock y garage rock. Este dúo crea una perfecta muralla de sonido con elementos definitivamente accesibles. Se han mantenido activos a través de los años, especialmente durante el contexto de pandemia mundial derivado de la propagación del virus COVID-19, lo cual no fue un impedimento para grabar y producir su tercer álbum de estudio, “Typhoons”, posterior al arrollador “How Did We Get So Dark”, publicado el 16 de junio del 2017, el que dio a luz himnos de la banda tales como “Lights Out” y “I only lie when I love you”.
Publicado el 30 de abril del presente año, “Typhoons” trae un sonido novedoso, en comparación con sus anteriores trabajos, conservando el particular sonido de las cuerdas de Mike Kerr, que nos recordaba al trabajo de Queens of the Stone Age (recordando que Josh Homme participó en la producción del álbum, específicamente en la producción de la canción “Boilermaker”), pero a la vez incorporando arreglos de teclados y sintetizadores que armonizan de manera inusual a lo que ya conocíamos de ellos, emulando presencia y melodías en sintonía con la música disco, lo cual se puede apreciar a lo largo del álbum en el trabajo de Thatcher al momento de incorporar sus enérgicos ritmos al área melódica.
Desde otra perspectiva artística, las letras escritas por Kerr describen pensamientos introspectivos, lo que torna personal este trabajo a diferentes niveles. A su vez, la voz de Kerr acompaña la poesía a la misma altura que en discos anteriores, expresando ciertas frustraciones y críticas denotadas en su escritura.
Como se puede apreciar, el talento de este dúo es innegable y tienen un merecido lugar entre los exponentes del rock actual.
Para la presentación de este álbum la banda lanzó una serie de sencillos a lo largo de los meses anteriores a su lanzamiento, los cuales fueron “Trouble’s coming”, la primera muestra del cambio melódico y rítmico que han adoptado, luego vino “Typhoons” canción que le da nombre al LP, trayendo una enérgica vibra al igual que su predecesora “Limbo”, la cual más tarde tuvo una versión orquestal, grabada en Abbey Road Studios, en la que Thatcher golpea su kit como si no hubiera mañana, acompañando al bajo. Y por último, la esperada “Boilermaker”, tocada en vivo junto con “King” hicieron su debut en Wiesbaden, Alemania en 2019, previo a la pandemia.
En el álbum se encuentra una serie de canciones no tan reconocidas como los sencillos lanzados, pero equivalentes en calidad y potencia. Inspiradas por la actual sobriedad de Kerr, canciones como “Who Needs Friends”, “Oblivion” y “Either You Want It”, las cuales contienen algunos de los riffs más potentes y característicos de Kerr, que nos recuerdan canciones como “Lights Out”, de su disco anterior, pero al mismo tiempo se mezcla con la esencia de fiestas bailables, para dejar el ritmo fluir.
También tenemos canciones más sensibles como “Hold On”, “Million and One” y “Mad Visions”, las que no son tan demoledoras como las anteriormente mencionadas en ámbitos sonoros, pero que conservan el peso característico de trabajos anteriores, en conjunto con historias personales y conversaciones con personajes omniscientes. Culminando con la balada “All We Have Is Now”, una reflexión sobre la vida que Kerr realiza en conjunto con un piano y su voz, dejando la instancia para hundirse en la producción más melódica a lo largo de este álbum.
Además, cabe destacar las pistas extras de la versión digital, como la surrealista “King”, con un riff atronador y una declaración de batalla contra la realidad, y la mística “Space”, profunda de inicio a fin tanto en sonido como en contenido. Es notable la forma en que Kerr nos narra su batalla contra su alcoholismo y como se supera, estando feliz consigo mismo a pesar de haber recorrido un camino difícil.
Se recomienda escuchar el álbum de corrido, de principio a fin y sin interrupciones, ya que, cada elemento parece específicamente calculado, siendo a ratos repetitivo en cuanto a receta, pero único en cada una de las piezas, las cuales han sido cortadas por la misma tijera, pero en diferentes formas.
Se espera que Royal Blood continúe innovando en futuras producciones, fiel a su estilo, pero a su vez absorbiendo influencias de variados estilos de música, manteniéndose como uno de los pilares del rock moderno y de la música indie en general.