La obra de Spinetta ha sido valorada tanto por sus atributos musicales como por su impronta en las letras concebidas; dentro de las cuales encontramos diversas influencias desde la tradición literaria y filosófica. 

Luis Alberto Spinetta (1950-2012) es uno de los exponentes más reconocidos del rock argentino y uno de los músicos más respetados y admirados de su generación y de la música popular latinoamericana contemporánea. Además de una vasta producción como solista, integró las bandas “Almendra”, “Pescado Rabioso”, “Invisible”, “Spinetta Jade” y “Spinetta y los Socios del Desierto”. En su producción musical, uno de los aspectos que más destaca es la capacidad poética presente en las letras de sus canciones, una sutileza léxica y sintáctica unida a una profundidad poética que sobresale dentro de sus canciones.

Spinetta transformó para siempre la música popular argentina. Con una lírica que explora surrealismo, donde sus canciones recrean una gran simpleza interpretadas por la complejidad y un virtuosismo muy exquisito. En su larga producción podemos encontrar ecos del tango, jazz rock, blues, hard rock y música progresiva. Este amplio abanico de influencias permitió que en cada etapa de Spinetta pudiese generar álbumes diversos, teniendo como principal característica la deconstrucción de la figura clásica del “rocker” y dar paso al realce de la estética musical y al arte de escribir desde el alma. Además, en la lírica spinetteana se desata una estructura de significados más allá de las establecidas por el uso normativo de la semántica, cuando las palabras encajan y desencajan en la melodía. Se estiran, se acortan, se acentúan de maneras inusuales. Algo así como una customización de la “caligrafía emocional” empleada en las letras.

En esta ocasión, y a propósito del aniversario n°9 de su fallecimiento, queremos realizar un análisis de las principales tradiciones literarias que sirvieron de inspiración para Spinetta a lo largo de su trayectoria musical.

Spinetta y el Surrealismo. La texturización de lo Intangible

En diversas entrevistas, Spinetta refiere su afición por la escritura desde su adolescencia. Así mismo, expone su interés por Carlos Castaneda, por las teorías de Foucalut y George Bataille, la evidente influencia de Antonin Artaud, René Daumal, Kafka, entre muchos otros.

Es así como aterrizamos en la composición que el músico realiza del disco Artaud de 1973, cuya obvia cita al poeta francés ha sido el pilar de dicha producción. Es en este disco donde desarrolla las impresiones causadas por la apreciación de su obra; de tal manera que una canaliza el impacto surgido en el momento de tomar contacto con ella, creando uno de los discos clásicos de la tradición del rock argentino, respecto de la composición del disco Spinetta explica:

“El disco tiene algo de antídoto. Una vez más, creo que yo traté de asirme a las formas poéticas y al impulso que guiaba al autor más que al acontecimiento que él describe. No me interesa mucho el dolor, sino la forma en que uno puede llegar tan profundamente dentro de sí mismo como para encontrarlo de esa manera, qué es lo que hizo Artaud”.

Sin embargo, un análisis más detenido de su letrística y de su poesía, junto con la observación de las consideraciones del propio Spinetta en torno a su obra, nos muestran que la asociación entre su obra y la figura de Antonin Artaud, más que constituir una adhesión total al surrealismo como tendencia que determine la totalidad de su quehacer artístico, es un elemento clave, pero no el único dentro del universo de recursos culturales de los que Spinetta hace uso.

Otra de las influencias destacadas a partir del surrealismo, ha sido advertida en el vínculo de la poesía de las vanguardias artísticas de la década de 1920. En este respecto, fue influenciado por André Bretón, la cual lo llevó a desarrollar alguna de sus creaciones; dentro de las cuales destaca la clásica “Muchacha Ojos de Papel”, inspirado en el poema “Unión Libre”, una de las obras fundacionales del surrealismo francés.

Luis Alberto dividió sus composiciones verbales en poemas y canciones. En 1978 publicó su único poemario: Guitarra Negra. Donde pone en primer plano al poeta que juega con otra música: la de las puras palabras. Así de destaca los objetos construidos a partir de sus texturas de un animismo lúdico. Así mismo, mediante una estrategia de singularización, el surrealismo “Spinetteano” construyó objetos verbales que no existen fuera de lo imaginario, siendo constituidos a partir de ese momento. Dichas Imágenes cobran una autonomía muy fuerte, casi logrando la percepción de que se desprenden de las palabras.

Hay, por cierto, una parte de la letra de Spinetta que es también recursiva (se repite o continua en otras composiciones). Por ejemplo, En Almendra 2 se retoma “Muchacha ojos de Papel” y se prefigura “Despiertate Nena” de Pescado Rabioso: “Quiero que sepan hoy qué color es el que robé cuando dormías, ya móntate en el rayo pa ir”. Todas ellas dedicadas a su primera novia, junto con “Todas las hojas son del viento”.

Otro elemento del surrealismo vinculado al psicoanálisis, es la técnica de la “Asociación Libre”, la cual Spinetta empleó en la canción “Por” del disco Artaud; donde a lo largo de la canción, va retomando los fonemas o sus modos de articulación (como la ‘g’ de gesticulador). Las letras de Spinetta son una manifestación –sin dudas destacada, pero nunca aislada o independiente– de las diferentes instancias que conforman los materiales musicales con los que elabora sus canciones

La pervivencia de la estética surrealista es evidenciada también en “A Starosta, el Idiota” del mismo álbum.

Trasladándonos a su proyecto Invisible, en su primer disco tenemos el primer single “Jugo de Lúcuma” que comienza con una atmósfera realizada con teclados que reproducen cuerdas, para luego seguir con ritmo jazz-rock con un riff repetitivo de cuerdas al unísono; con la aparición de un walking bass que funge como la antesala (o algo así como segunda introducción) a la aguda voz de Spinetta, cuyo tono agudo disocia con la base musical de fondo, generando ritmos sincopados entre música y voz. Esto se evidencia en la primera estrofa, donde Spinetta canta de forma bastante acentuada, bien apegada a la rítmica de la canción, en contraste con el riff y walking bass que siguen una estructura mucho más libre. En pocas palabras, los ritmos repetitivos contrastan con una base de grandes variaciones rítmicas y de acorde complejos. Así mismo, es posible vislumbrar las influencias del surrealismo al animizar a los muebles y personificar las “esferas”:

Jugo de Lúcuma Chorreando en mí

Patas de mueble de bronce, Caminan ya

Ardiendo están, Apenas solas

Las esferas Esperando por ella

Así mismo, la “agramaticalidad” que practica regularmente Spinetta puede ejemplificarse en “Lago de forma mía” del disco Peluson of Milk, donde se altera la sintaxis habitual del español.

Parte del “quehacer” consiste en probar distintas progresiones de acordes sobre distintas líneas melódicas hasta encontrar el piso ideal para que la canción se desarrolle fluidamente. Una de las marcas (y paradojas) de Spinetta es hacer música popular sin renunciar a lo intrincado. Desplegar un lenguaje musical aparentemente ajeno al campo de lo popular, pero sin pretender escapar de sus límites. Vemos entonces que en la lírica Spinetteana confluyen sonidos, palabras y una base musical con la que interactúan como un todo inseparable. Dicha marca terminará siendo parte de las estrategias compositivas habituales que el músico y poeta aprende en el surrealismo.

Metáfora Vegetal y Mística de la materia

Spinetta empleó de forma constante la metáfora del ser humano con el reino vegetal, mediante el desplazamiento de la conciencia hacia lo terrenal en tanto portadoras de algo más allá de lo material, algo sagrado. En ellas, es posible encontrar la conexión hacia algo trascendente. Hay sumersión en la materia al punto de fusionarse con ella. Así es posible caracterizar esta Mística vegetal, donde lo vegetal es sublimado, elevado a lo trascendente. Algunos autores han referido este fenómeno Spinetta-Surrealismo como “SurreaLuismo”. Se trata de una forma de ver al mundo en donde lo banal se sublima, donde eso tierno y banal, sufren una suerte de “transformación onírica”, que permiten que un colectivero se convierta en astronauta (El Anillo del Capitán Beto) y una efímera afeitadora eléctrica conviva con la eternidad del sol (El Sol y La afeitadora eléctrica).

De esta reflexión, surge la posibilidad de repensar lo sagrado bajo una nueva perspectiva, pues la conciencia del sujeto no queda exenta de ello al no vincularse con lo celeste, sino más bien, existe la posibilidad de conectar con lo sagrado desde el ingreso en lo profundo de las materias, coadyuvando al ser material finito a alcanzar lo trascendente.

Esta orientación de la conciencia hacia lo profundo de las materias para conectar con lo sagrado contenida en la idea de Mística de la Materia permite explicar el simbolismo de las plantas y la noción de metáfora vegetal, vinculada sobre todo a animales y seres mágicos y mitológicos. Esto se ejemplifica en las letras de “Canción para los Días de la vida, del disco A 18´ del Sol (1977):

Y al fin mi duende nació

Tiene orejas blancas

Como un soplo de pan y arroz

Y un hongo como nariz

De igual forma, es posible ver esta mística en el disco “Para los árboles(2003). He aquí un pequeño ejemplo de la canción “Cisne”: “Todo es uno y es mil a la vez; la condición de sentir casi todo sin decir; y ya no hay luna ni dolor en mí; y la arboleda susurra su canto desigual parece callar”

La idea de finitud inherente al cuerpo humano busca ser reemplazada por la existencia plena y atemporal que entrega la condición vegetal-sagrada. De este punto, surge la necesidad de transfiguración al cuerpo vegetal. Situación que se refleja nuevamente en “Barro Tal vez” (Kamikaze 1982), donde el sujeto textual busca trascender su humanidad a través del sonido musical y la fusión con la naturaleza mediante el simbolismo del barro: “He de fusionar mi resto con el despertar, aunque se pudra mi boca por callar ya lo estoy queriendo ya me estoy volviendo canción barro tal vez”.

Finalmente, es necesario constatar que, si bien Luis Alberto Spinetta recibió muchas influencias directas desde las tradiciones literarias y autores recientemente mencionados, todo ello pierde total sentido si no se considera la mayor de las influencias que pudiese tener: sus sentimientos.  En sus composiciones, ni lo intelectual (ni siquiera lo inconsciente) es el aspecto central (pese a ser un lector poético instruido). Él abrió su afecto a la inspiración poética, dejándola al servicio de lo musical. “Si no canto lo que siento voy a morir por dentro” (Barro tal vez).

Sin duda que hay muchos más elementos posibles de pesquisar en la obra de Luis Alberto Spinetta. Desde cómo fue influenciado por el ya mencionado Carlos Castaneda, o en algunos aspectos de las conceptualizaciones de la Violencia por parte de Foucault registrados en el disco Tester de Violencia (1988); O cuán profundo es el significado del viaje hacia la nada del Capitán Beto, reflejando así las prácticas de la búsqueda en el campo de la filosofía.  Aquello puede ser materia para otra reseña…

 

“Palabra es la cara de la voz y es el sitio intermedio entre el cuerpo y el cielo”.

 (Guitarra Negra, El Ángulo de la Vida. Parte 2).

 

Diego Flores López

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